En el trabajo con pasta de papel (o papel maché) los proyectos deben ser
pensados de manera inversa a los trabajos modelados, por ejemplo, en cerámica.
En estos casos se piensa el trabajo “externamente”, desde su morfología. Sus
formas, proporciones, equilibrios, se plasman en el material desde las “imágenes
externas” que hemos ideado. En cambio en la pasta de papel, una vez generada la
idea del trabajo desde sus formas externas, se debe pensar la obra desde el interior
hacia el exterior. Esta característica se fundamenta en que grandes masas de
pasta no pueden sostener su propio peso cuando están húmedas, por lo que las
estructuras sin un soporte rígido tienden a deformarse y perder sus formas. Por
otro lado, durante el secado se produce una contracción de la masa que tiende a
deformarla, esta deformación se debe principalmente a la pérdida de agua y a la
contracción de la cola vinílica. Es por ello que la pasta se debe agregar en
cantidades pequeñas sobre un soporte rígido y con agregados que no superen los
4-8 mm de espesor. De lo antedicho surge algo obvio, la cantidad de cola
vinílica y de agua presentes en la pasta amasada también definen la calidad de
la misma, tanto como la dispersión de las fibras.
El agregado de la
pasta sobre la superficie de retención (o superficie del soporte) debe hacerse,
como se menciono, en pequeñas cantidades y apretando la masa contra el soporte
para facilitar su adhesión y su compactación. Esto puede hacerse con la mano
mojada en agua o en aceite para evitar que se les pegue en los dedos, o con la
ayuda de espátulas, preferentemente metálicas.
La necesidad de una
estructura o soporte que sostenga nuestro modelo nos indica que, más allá de la
morfología de la obra, se deba tener en cuenta la del soporte mismo. La pieza
se construirá entonces desde adentro hacia fuera, desde su esqueleto hacia su
piel. Debe estudiar profundamente como asociar su idea o imagen de la obra que
pretende, con el soporte de la misma.
En este trabajo de estudio se buscó analizar la
capacidad de soporte del alambre. Observe
que el único punto de sostén que posee la parte
superior se encuentra en la mano y borde de
pierna a la izquierda de la foto.
Pero más allá de estas
técnicas descriptas, lo mejor siempre es experimentar y buscar sus propios
movimientos y herramientas de trabajo. Tal vez en alguna creación suya hasta
sea muy interesante dejar que la masa tome su propia forma final por
contracción. Así tenemos un modelo
final estable y resistente, con la morfología pensada.
La masa ya seca es muy
dura y puede ser lijada para hacer más suave su superficie, pero también puede
ser tallada con herramientas eléctricas o manuales, y si comete algún error o
quiere hacer algún ajuste siempre existe la posibilidad de agregar masa fresca.
De esta manera la obra
final se transforma en una serie de “aproximaciones sucesivas” similares a las
que ofrece la pintura, pero difíciles de lograr en cerámica o tallado.
Por otro lado, el bajo
peso de la pasta seca nos posibilita, eligiendo un soporte adecuado, realizar
obras que por la distribución de las formas y tamaños resultaría imposible hacerlas
en materiales más pesados, desafiando aparentemente la fuerza de gravedad, y
nos permite hasta agregarle movimiento.
Experimente y cruce
las fronteras de la creatividad.
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